Las lecturas de hoy me invitan a contemplar el misterio de la oración con ojos de asombro y fervor gracias al acontecimiento que se dió en las cárceles donde estaban presos Pablo y Silas. Y es que para derrumbar muros, se necesita postrarse ante al Padre, y alabarle, cantar himnos y prodigios, tal vez un Rosario, o una oración contemplativa, o mirando al Santísimo en la intimidad. La oración tiene la fuerza para derrumbar cárceles, las que están aún muy dentro del corazón. Por eso pido ese mismo Amor de Dios para con todos, el Espíritu Santo Paráclito capáz de derribar, curar y sanar todo lo que estaba podrido dentro, aún en los lugares donde no lo vemos. Te ruego mi buen Jesús, que me enseñes bien el camino para llegar a Tí. Aunque fallo mucho. Te necesito con fervor.
martes, 11 de mayo de 2021
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