martes, 21 de febrero de 2017

Kintsukuroi

Eclesiástico 2, 1-13: "Hijo mío, si te propones servir al Señor, prepárate para la prueba, mantén firme el corazón y sé valiente, no te asustes en el momento de la adversidad."

Esta noche, antes de escribir le pedí a la Santísima Trinidad que me ilumine y que sea el verdadero Espíritu Santo hablando.

Todos vinimos al mundo encontrándonos con realidades que no esperábamos que sean capaces de existir.

Todos solemos pasar por soledades e injusticias, también maltratos o desplantes, siempre en tribulación y nos entristecemos y le preguntamos al Señor, Por qué me ocurren estas cosas si soy tan bueno? Por qué tanto sufrimiento e injusticia? Nada se entiende hasta que poco a poco el tiempo va pasando y nos damos cuenta que todo tiene un fin muy importante para ayudarnos a crecer y madurar. La verdad no nos damos cuenta que sufrir es una bendición, que dará paz, y que uno debe aprender a vivir con su cruz, y a pesar de la tristeza ser feliz aunque parezca imposible. Hay que aprovechar los malos momentos para cultivarnos en ser mejores personas, en decidir que la mejor decisión para nuestras vidas es dar cariño hacia los demás y a pesar de todo tener fe, estar en paz aferrandonos a Dios como un niño.

Hay que recordar que después del cielo gris, sale el arcoiris.

Y lo mejor de todo es que podemos ser luz para otras personas gracias a nuestras experiencias.

Sabes, hay una hermosa palabra japonesa que no existe en español, "kintsukuroi" hace referencia a la reparación de una pieza que estuvo rota uniendo los trocitos con oro y plata, al final se muestra a esta pieza  muchísimo más bella por haber estado rota.

Es así como nosotros debemos entender a los momentos en que nos solemos quebrar por las circunstancias, y así como está escrito en la Biblia, " acepta todo lo que sobrevenga, y en los infortunios ten paciencia, pues el oro se purifica con el fuego, y el hombre a quien Dios ama en el crisol del sufrimiento".

Así que no te desanimes, acepta con amor el cambio, te hará mucho más bello ante los ojos de Dios y serás el ejemplo para los demás.

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